TEMPE, Ariz

El regreso de Kyler Murray tras su lesión de ligamento cruzado anterior en 2022 ha sido un proceso lleno de obstáculos, pero el mariscal de campo de los Arizona Cardinals parece haber cerrado ese capítulo con autoridad. Después de una temporada 2023 en la que disputó todos los partidos como titular, sus números en el terreno de juego no dejaron lugar a dudas: 572 yardas terrestres y cinco anotaciones en 78 acarreos
Una cifra que lo acerca peligrosamente a su mejor versión, aquella que en 2020 lo llevó al Pro Bowl con 819 yardas y 11 touchdowns.

«Es algo que sigue ahí, persistió un poco la temporada pasada, pero ahora siento que estoy de vuelta a donde estaba antes de la lesión», confesó Murray este lunes. «Obviamente, mi rodilla nunca será exactamente igual, pero esto es lo más cercano que estaré. Es algo con lo que hay que lidiar constantemente».
Lo que viene ahora podría ser decisivo:
Los especialistas aseguran que el segundo año post-rehabilitación (2024 para Murray) es cuando los atletas recuperan plenamente su confianza.
Su reintegración al juego terrestre podría aliviar la carga de James Conner, quien acumula dos temporadas consecutivas con más de 1,000 yardas.

Un Murray móvil obligaría a las defensas rivales a dividir su atención, abriendo oportunidades para el resto de la ofensiva.
Pero más allá de las estadísticas, hay un cambio que resuena en el vestuario. Marvin Harrison Jr., el novato estrella, no esconde su sorpresa ante el liderazgo del QB: «Tiene esta percepción pública que no coincide para nada con la realidad. Desde que llegué, ha sido un guía increíble—nos exige en el campo, pero también nos une fuera de él».
El entrenador Jonathan Gannon lo confirmó durante el entrenamiento: «Cuando algo no está bien, él alza la voz. Su conexión ya no es solo con la ofensiva, sino con todo el equipo». Esa evolución, sumada a los viajes de trabajo que organizó en Los Ángeles con sus receptores, perfila un Murray distinto—más vocal, más integrado.

Los primeros días de campamento han dejado ver errores, pero también una ofensiva que no se detiene ante los nuevos esquemas. Con Trey McBride consolidándose y Harrison Jr. adaptándose rápidamente, Arizona tiene las piezas para que este sea el año definitivo en la carrera de su franquicia.
El Diario