Está cabrón… sí, está, no cabrón…está cabronsísimo.
En poco más de tres décadas como reportero, principalmente en la sección deportiva, es muy raro que escriba sobre futbol. Si ha perdido su tiempo en estos años en prestarle atención a mis textos, lo podrá corroborar.
Pero esta vez sí, de plano. No porque sea aficionado a ultranza del futbol americano, tampoco porque adore el beisbol. Hoy miro un fenómeno social que, debo admitirlo, me preocupa. A lo mejor debería decir ‘me vale madres’ y seguir mi vida.
El domingo pasado la Selección Mexicana de Futbol igualó a dos goles en juego de una tal Nations League, ante Jamaica, un equipo de un país que, seguro tienen menos habitantes que nosotros, que la gente gana menos dinero que en nuestro México Lindo y Querido y que su política es peor (sí, se puede) que la nuestra.
La afición que acudió al estadio Azteca de repente se hartó y se soltó en ‘buuuuu’ contra uno que otro jugador, uno de ellos el portero Guillermo Ochoa, quien ha expresado su deseo de jugar el Mundial del 2026 en México para ser el primero con seis copas del mundo en su haber.
En punto aparte, la FIFA registra a ocho elementos que han jugado en cinco mundiales, cuatro de ellos de México y de esos cuatro, tres (Guillermo Ochoa, Andrés Guardado y Rafael Márquez) en las dos décadas recientes, lo que a mi juicio muestra que eso de producir mundialistas no se nos da mucho.
Varios jugadores, con sueldos millonarios, salieron airados a quejarse de la actitud de los aficionados, otros desde redes sociales quisieron darle lecciones a la afición de ´cómo debe comportarse el aficionado…´ Chicharito Hernández pues, para dejarlo claro.
Fue tema de debate toda la semana de Dios en las mesas de análisis de programas deportivos que, francamente, se han vuelto un real asco con sus alegatas de mala copas, pero allá sus jefes en la cadena televisiva
Que jugadores se quejen de la actitud del aficionado es sencillamente ridículo y muestra lo delgadita que tienen la piel y lo elevado de su ego.
No sé usted lector pero, por una cuarta parte de lo que ellos ganan, hasta menos quizá, yo le aguantó las mentadas de madre que quiera el público.
No me mal entienda, si los valen o no, es problema de quien decide pagarles esos sueldos muy pero muy jugosos. Algunos sus señoras hasta presumen en redes sociales que sus hijos se devoran trozos de pastel de a tres mil pesos en sus cumpleaños… ya sabe, la clase, finura y elegancia por delante.
¿Culpa de los jugadores? No’mbre!!! para nada. ¿De los dueños o directivos? no me haga reír. ¿Sabe de quién es la culpa? total y absolutamente nuestra que le hemos dado ese valor a personas que ni en el mundo nos hacen. Parece que requerimos de gente que nos aporte alguna satisfacción efímera que nos diga que nuestra vida no es tan de oquis… duele ¿verdad?
Defendemos en redes sociales a quien no le importamos un pepino guango. Y si quiere incluya a las Grandes Ligas de beisbol, que ya vio que su versión de la copa del mundo da ganancias y no se van a esperar cuatro años para otro CMB, en el 2026 el que sigue.
Como sociedad no hemos sabido diferenciar un espectáculo con gente a la que le importamos cuando pagamos el boleto o la cuenta del cable o del servicio de streaming para ver sus juegos. O cuando ahí vamos como borregos a comprar una camiseta… oficial o pirata…no importa, lo de valor es ‘apoyarlos para que ganen’ … ¿y el aficionado que gana? NADA.
Hace muchos años descubrí que a nadie de mis amados y por siempre perdedores Jets de Nueva York, le preocupa mi recibo de la CFE. O mi cuenta de la gasolina de mi carro. No ganen porque sí estoy de chocante en redes sociales, lo admito. Pero ¿vale la pena pelearse por ellos? ¿perder tranquilidad por ellos? Dígame que no por favor.
Y luego viene la acusación al viejón confiable. ‘Son los medios los culpables’ dijo Hrving Lozano, el ‘Chuky’ para la raza. Los medios, los mismos medios que no hallaban dónde ponerlo luego del gol hace ya casi cinco años (ya llovió) ante Alemania en Moscú, ahora los culpa.
Los medios… hacen lo suyo. Ellos nos venden que en un juego de la selección mexicana está en juego la soberanía del país. Como si nuestra moneda se fuera a fortalecer, como si la inflación fuera a bajar según sea el resultado. Como si el país que representa el equipo rival nos fuera a invadir a según sea el resultado…ya, favor de no mamar.
A menos que haya hecho alguna apuesta estúpida, el resultado no va pasar de una satisfacción momentánea.
Las cadenas televisivas hacen lo que les rinde…comentar si tal o cual jugador se merece el abucheo y las mentadas de madre… ¿de verdad creen que los millonarios requieren que salgamos a defenderlos? digo… ¿en serio lo creen?
Se lo reitero, si les pagan un lanal allá el que los desembolsa, pero le recuerdo, sale de nuestras bolsas enajenadas en gastar en ellos. Y si me va decir que ‘el futbol es pasión’, caray, se quedó en la época neardental.
Me importa un rábano si otros países se comportan igual, hablo de México
Ya me extendí… y con esto acabo, ¿a qué hora pasamos a creer que de verdad un equipo deportivo nos representa? estadísticas dicen que somos más felices cuando hay un buen resultado y eso, para mi, es ‘pior’…que es peor que peor. Lo que pase en el campo se refleja en nuestro estado de ánimo…damas y caballeros.. a ellos no les interesamos. Muchas gracias.
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